¿Por qué algunos países se demoran en la implementación de las directrices de tratamiento antirretroviral?

Las diferencias en la prosperidad económica y prevalencia del VIH entre los países no se correlacionan con la velocidad con la que estos actualizan sus políticas y directrices nacionales de tratamiento, pero sí existen factores relacionados con la estructura política del país que resultan relevantes en este sentido, según se afirmó ayer en la conferencia AIDS 2018.

A lo largo de los años, se han producido diversos cambios relevantes en los criterios expertos y en la evidencia científica respecto al mejor momento en que las personas deberían iniciar su terapia antirretroviral. Desde septiembre de 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el tratamiento a todas las personas con el VIH, con independencia de su recuento de células CD4. No obstante, existe una gran diversidad en las políticas nacionales y muchos países están rezagados en lo que respecta a las directrices.

Un nuevo estudio llegó a identificar 290 directrices nacionales sobre terapia antirretroviral publicadas en 122 países y en él se entrevistó a 25 personas clave de 12 países para intentar arrojar luz sobre las barreras y los facilitadores para realizar un cambio de políticas.

Se descubrió que varios factores de los que cabía esperar que tuvieran influencia en la aceptación de las nuevas directrices en realidad únicamente tuvieron un efecto menor. Entre esos factores estarían la prevalencia del VIH, el producto interior bruto (PIB) del país y su nivel de democracia.

Sin embargo, el estudio descubrió que la estructura de gobierno era relevante. En ese sentido, los países con estructuras de poder más centralizadas se mostraron más lentos a la hora de implementar los cambios. Parece que en los países con estructuras burocráticas y políticas más complejas, existen más posibilidades de que los grupos profesionales y comunitarios puedan ejercer su influencia.